Enrique Alfaro dejó el poder este viernes 6 de diciembre. Su legado está marcado por la represión, sus desplantes iracundos, la violencia e incluso los señalamientos de haber hecho negocios al amparo del poder.
Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo).- Dos momentos delimitan el Gobierno de Enrique Alfaro Ramírez. El primero, a días de asumir como primer Gobernador de Movimiento Ciudadano rodeado de la clase política de Jalisco, en una discurso para “plantarle cara” al naciente sexenio de Andrés Manuel López Obrador. El otro, hace un mes, en su último informe de Gobierno. Hincado, persignándose hacia el cielo, recargado en un banco que lo acompañó en sus recorridos por el estado, colocándose él mismo las medallas de una buena gestión, que para la mayoría ha sido todo lo contrario.
En medio está precisamente un sexenio marcado por las desapariciones, las fosas clandestinas, el poder de un grupo criminal con presencia internacional como lo es el Cártel de Jalisco Nueva Generación, pero también por la represión gubernamental, las agresiones a la prensa crítica, los bochornosos momentos que demostraron la irritabilidad y falta de control de un Gobernador a sus detractores y, además, por la ruptura de él hacia el partido que lo llevó al poder.
“Entre esas dos imágenes está el sexenio que define a Jalisco entonces en medio de esas dos imágenes están sus erráticas acciones que se pueden resumir en un sencillo esquema: el sexenio de Alfaro se puede estudiar desde la política la psicología la sociología y el humor, da para cualquiera de esas áreas”, expresó el académico, profesor e investigador Roberto Castelán, exrector del Centro Universitario de los Lagos, de Lagos de Moreno.
Castelán indicó que desde la política el análisis que se puede hacer parte de una palabra: autoritarismo. “Hay infinidad de estudios sobre lo que es el autoritarismo en la política y yo creo que Enrique Alfaro es un excelente representante del autoritarismo en la política. Un político fuerte es quien sabe conciliar no quién se impone”, expresó.
En ese sentido, consideró que la otra característica de Alfaro que podría estar estudiada por la psicología es la megalomanía. “Es una de las categorías más graves en psicología. O sea el narcisismo sobre todo en psicoanálisis nos lleva a una a una personalidad que puede en un momento dado ser peligrosa”.
“Ahora, en sociología nosotros podemos decir que el desdén por los feminicidios, el desprecio a las madres buscadoras, minimizar todo tipo de de violencia, los actos de violencia organizada y no organizada que hay que hay en el estado traen como consecuencia, una sociedad con miedo”, ahondó Castelán.
Y puntualizó: “Qué le queda a una sociedad rota a una sociedad que vive frente a un autoritario a una sociedad en donde el yo es el que se impone, pues simple y sencillamente el humor o sea, hacer una situación prácticamente de tragicomedia, por eso Enrique Alfaro entre estas dos imágenes con las que con las que empecé hizo de su sexenio una especie de tragicomedia”.
Los orígenes de Alfaro
Enrique Alfaro es hijo del exrector de la Universidad de Guadalajara Enrique Alfaro Anguiano y de Bertha Ramírez Fruchier. Sus inicios en la política los tuvo con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que se afilió en 1999 —mismo año en el que se fundó el partido Convergencia por la Democracia, hoy Movimiento Ciudadano— y por el cual contendió sin éxito por la Alcaldía de Tlajomulco de Zúñiga. Seis años después, en 2005 dejaría el tricolor para afiliarse al Partido de la Revolución Democrática (PRD), con el cual ganaría el gobierno de Tlajomulco en 2009, desde el cual protagonizaría uno de sus primeros escándalos.
Fue en marzo de 2011 cuando se dio a conocer que Alfaro, como Alcalde de Tlajomulco, había viajado en un jet privado junto al presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), Tomás Figueroa Padilla, el consejero electoral, Víctor Hugo Bernal y su hermano, Omar Bernal, director administrativo de Tlajomulco, y Willy Saavedra, director de Cultura y Deporte de este municipio, con el fin de visitar al cantante Silvio Rodríguez.
La trama se complicó aún más cuando se dio a conocer que el piloto de la aeronave fue Francisco Jaime Madrid Sánchez, quien en 2002 había sido sentenciado por narcotráfico. La denuncia la hizo en abril de ese 2011 el PRD, el entonces partido de Alfaro, que en un comunicado de prensa, aseguró: “hay elementos que apuntan a considerar que quienes están ligados al crimen organizado y obsequian viajes de placer a Alfaro Ramírez estarían recibiendo protección para operar y cometer ilícitos en Tlajomulco de Zúñiga”.
Alfaro siempre señaló que la dirigencia estatal del sol azteca estaba dominada por el exrector de la Universidad de Guadalajara Raúl Padilla López —fallecido el 2 de abril de 2023— de “boicotear, chantajear y obstaculizar la construcción de su proyecto”. Por lo mismo, rompió con el Sol Azteca en marzo de 2012, en la antesala de la elección estatal de Jalisco la cual buscó con el respaldo de Movimiento Ciudadano y el Partido de Trabajo, un proceso que perdería frente al priista Aristóteles Sandoval Díaz, quien en en 2018 le entregaría el poder a Alfaro y quien en 2020 sería asesinado en un crimen que no ha sido resuelto a la fecha.
En 2015, Alfaro fue postulado por Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Guadalajara, que ganó y sirvió como trampolín para en 2018 contender con el mismo partido por el Gobierno del estado, el cual ganaría en la elección del 1 de julio de ese año. Con lo cual sería el primer miembro del partido de Dante Delgado Rannauro en convertirse en Gobernador.
Así lo resume el periodista Ricardo Ravelo en su libro El amo de Jalisco: “Alfaro Ramírez ‘chapulineó’ por distintas ‘tendencias’ políticas, atraído soberbiamente por el poder. Después de haber sido Alcalde de Tlajomulco de Zúñiga — donde empezaron sus escándalos públicos—, brincó a una diputación federal. Luego saltó al Senado de la República, que le sirvió de trampolín para rebotar en la gubernatura de Jalisco en 2012”.
“Tras ser derrotado en las elecciones de 2012, Alfaro Ramírez se acomodó en la presidencia municipal de Guadalajara y, desde esa posición, saltó a la gubernatura arropado por el partido Movimiento Ciudadano, conformado en esa entidad por una pléyade de políticos, en su mayoría, panistas y priistas acusados de corrupción”, ahonda.
Y puntualiza Ravelo: “Aunque hizo promesas y tejió alianzas, buscó construir su propio partido en Jalisco para competir por la gubernatura. No creó los consensos necesarios. Y con desechos de priistas y panistas conversos edificó una plataforma de intereses para atraer adeptos y así proyectarse como un candidato competitivo en 2018”.
Hoy en día, se ha distanciado de Dante Delgado y ha anunciado que dejará la política para formarse como director técnico en Madrid, España, con el objetivo de ser el director técnico del Club Deportivo Guadalajara, “Las Chivas”, uno de los equipos más populares del país y del que es aficionado Alfaro.
Un gobernador autoritario
Una de las marcas de la gestión de Alfaro en Jalisco fue el uso de la fuerza policial contra manifestantes y contra quienes expusieron irregularidades de su administración. En junio de 2019, por ejemplo, policías estatales detuvieron a cuatro hombres y una mujer en el marco de las protestas afuera de Palacio de Gobierno por el aumento a la tarifa del Tren Ligero de Guadalajara.
En esa ocasión, medios y usuarios de redes sociales difundieron imágenes de cómo policías empujaron y ahorcaron a manifestantes, pero la Secretaría de Seguridad defendió las detenciones por faltas administrativas porque, según dijo en un comunicado, mostraron una “actitud violenta”.
No obstante, sería el caso de Giovanni López el que marcaría la represión en su Gobierno. López, un trabajador de la construcción, fue asesinado luego de una detención arbitraria por parte de policías del municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, en mayo de 2020, cuando el joven se negó a utilizar cubrebocas, como parte de las medidas sanitarias que se implementaron en Jalisco para combatir la contingencia causada por la pandemia de COVID-19.
El crimen contra Giovanni dio origen a varias jornadas de protestas que derivaron en disturbios y en el arresto de al menos 28 jóvenes que fueron fuertemente golpeados por policías municipales y estatales. Está acreditado que personal de la Fiscalía General del Estado detuvo de manera ilegal a aproximadamente a 50 jóvenes en los hechos ocurridos los días 4, 5 y 6 de junio de 2020, y por los que. Entre las víctimas se encontraban ocho menores de edad y cuatro mujeres, según documentó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
“Durante la pandemia Jalisco se destacó por ser el Estado que puso una especie de toque de queda, en la práctica se llevó a cabo y lo demuestra el asesinato de Giovanni López, asesinado por policías municipales, pero después en las protestas que hubo por ese asesinato, el 5 de julio, hubo represión represión con golpeados y no solamente golpeados aquí sucedió algo muy grave: La Fiscalía actuó como si fuera un grupo del crimen organizado porque en camionetas sin registro, sin placas, con grupo de personas encapuchadas y con toletes y arma secuestraron a varios jóvenes y los fueron dejando en lugares muy alejados hasta que después ellos comenzaron a comunicarse con sus familiares. La policía no puede actuar así, sin embargo, lo hizo porque vivimos en un estado completamente autoritario”, ahondó Castelán.
No fueron casos aislados
En julio de 2021 siete mujeres que protestaban frente a la Secretaría de Educación local para denunciar la violencia sexual en una escuela primaria fueron detenidas y una condición que tuvieron que aceptar para alcanzar su libertad fue mantener ciertos metros de distancia a los lugares donde se realizan protestas. Mientras que en enero de 2023, seis personas que protestaban contra la construcción de un desarrollo inmobiliario en Guadalajara en el Parque Natural Huentitán fueron detenidas y dejadas en libertad horas después.
Jalisco frente a la violencia
El Gobierno de Alfaro también dejará un rezago en materia de seguridad. El periodista Ricardo Ravelo hace en su libro El amo de Jalisco una revisión exhaustiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública para dar cuenta cómo en sus primeros 24 días de mandato hubo 247 muertes en Jalisco, de las cuales, 129 asesinatos fueron con arma de fuego. También se perpetraron cinco feminicidios.
En 2019, añade, en su primer año como Gobernador se registraron 2 mil 751 homicidios en Jalisco, de los cuales, mil 165 se cometieron con arma de fuego. Ravelo señala que en 2020, año del encierro por la pandemia, los índices criminales en Jalisco no decrecieron y por el contrario se contabilizaron 2 mil 626 crímenes, 2 mil de ellos con arma de fuego. En 2021, analiza el periodista, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó 2 mil 740 homicidios, de estos, mil 115 ocurrieron con arma de fuego.
En 2022, Jalisco reportó 2 mil 71 homicidios, de estos, 917 fueron con arma de fuego. Para el primer semestre de 2023, da cuenta como los datos oficiales daban cuenta de una disminución, que Ravele sostiene: “se sabe que no corresponden con la realidad, son sólo aproximaciones y operaciones que responden muchas veces a los intereses gubernamentales o de otros poderes. Y es que la delincuencia no descansa en Jalisco”.
En tanto, para el periodista jalisciense Pedro Mellado los resultados, las estadísticas y el análisis tanto de periodistas como de especialistas en determinadas materias dan cuenta del tamaño del fracaso en esta materia. “Los resultados, las estadísticas y el análisis nos dicen que el gobierno de Enrique Alfaro fue un verdadero fracaso, un Gobernador autoritario, irascible, con tendencia natural a la violencia, que jamás atendió las responsabilidades esenciales que tuvieron que ver con los problemas de la inseguridad de las desapariciones de la crisis forense, por la falta de identificación de más de dos mil cadáveres durante sus sexenio, por la proliferación de fosas clandestinas, de inhumaciones clandestinas, porque el Estado de Jalisco es líder en desaparecidos de todo el país”.
En efecto, Alfaro deja una entidad convertida en la número uno del país en desaparecidos y con índices altísimos en fosas clandestinas, miles de cadáveres sin identificar y un incremento sensible en homicidios dolosos.
El exrector de la Universidad de Guadalajara, Víctor Manuel González Romero, expone en un estudio cómo en este Gobierno se registraron 24 mil desaparecidos, cuando en el sexenio anterior del priista Jorge Aristóteles Sandoval desaparecieron menos de 7 mil, el incremento ha sido del 258 por ciento. Los desaparecidos en el registro histórico de Jalisco son 33 mil, pero más de 9 mil desaparecidos en este sexenio no han sido localizados.
En cuanto a homicidios dolosos, según los mismos datos, se cometieron 12 mil 409 durante la administración de Enrique Alfaro, mientras que durante el gobierno de que le antecedió, el de Sandoval Díaz, hubo 9 mil 1, un incremento del 38 por ciento.
La percepción de inseguridad en Jalisco, en el cierre del anterior sexenio de Jorge Aristóteles Sandoval era del 73.6 por ciento. El último dato en el cierre de la administración de Enrique Alfaro es de 74.3 por ciento de percepción de inseguridad en Jalisco. En impunidad, el índice de los delitos que no son investigados, es de 99.1 por ciento.
La herencia de Alfaro
Tanto Roberto Castelán como Pedro Mellado coinciden en que el gobierno de Enrique Alfaro estuvo muy orientado a atender y a complacer al sector privado. En específico dan cuenta de los negocios que hizo al amparo del poder y que dio pauta a una estructura como la del Cártel Inmobiliario en la Ciudad de México.
Una investigación de la periodista Nancy Gómez de SinEmbargo reveló cómo Jalisco, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC), se destaca por tener un gobierno que ha priorizado el crecimiento urbano desordenado sin planeación efectiva en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), que ha tenido como principales beneficiarios a las empresas inmobiliarias, una mafia inmobiliaria que en esa entidad llaman “Movimiento Inmobiliario”, haciendo alusión al partido en el poder desde que Alfaro y Lemus llegaron a las presidencias municipales de la capital y de Zapopan en 2015.
El IMDEC, en el estudio “Desigualdad, Derroche y Acaparamiento del Agua en el Área Metropolitana de Guadalajara”, remarcan que los principales derechos afectados por el desarrollo inmobiliario desmedido son el derecho al agua, a la vivienda y al medio ambiente sano. En cuanto al tema del agua, analizaron cuáles son las 50 empresas o entidades con las principales concesiones de este recurso en la ciudad, tanto de agua subterránea como de agua superficial. Eso mismo señalan el periodista Pedro Mellado y el académico Roberto Castelán.
“Indudablemente el Gobierno de Enrique Alfaro estuvo muy orientado a atender y a complacer al sector privado. De la misma manera como se ha visto en la Ciudad de México que hay ahí un Cártel Inmobiliario, en la zona metropolitana de Jalisco prácticamente la devastaron los gobiernos de Movimiento Ciudadano. Autorizando la construcción de edificios de departamentos o de oficinas que estaban fuera de toda norma. Alfaro, en particular, cuando fue Alcalde de Guadalajara del 15 al 18, encontró una forma muy cómoda de evadir el cumplimiento de las reglas en materia urbana tanto en los usos de suelo como la definición de los usos de suelo. ¿Qué hizo Alfaro? Creó un reglamento donde simplemente decía que si te autorizaban construir un edificio de cuatro pisos, pero te excedías en tres, cuatro o en 10, pagabas una multa de diferencia y ya estaba legalizada la ilegalidad”, refirió Pedro Mellado.
En tanto, el académico Roberto Castelán sostuvo que un cartel inmobiliario conlleva problemas de agua y problemas de inseguridad. “Hay que recordar que el crimen organizado solamente está viendo aquel nicho de negocios en donde él pueda entrar porque justamente en los nichos de negocio que entra el crimen organizado es porque hay un muy amplio margen de acción. Difícilmente va a entrar en donde existan negocios lícitos, a esos los extorsiona, es otra cosa, pero el crimen organizado entra a aquellos lugares en donde hay corrupción detrás de estas acciones”.